La muerte ocurrió en febrero de 2017 pero recién esta semana se divulgaron los motivos. José Pedernera se contagió de la denominada ameba “come cerebros” o ameba “asesina” luego de nadar en aguas contaminadas.
Un niño de ocho años falleció en febrero de 2017 luego de nadar en la laguna de Mar Chiquita, ubicada entre Junín y General Arenales. Las causas que originaron su muerte fueron un misterio hasta esta semana cuando la Sociedad Internacional de Enfermedades Infecciosas difundió los motivos: el chico fue víctima de la ameba “come cerebros”.
A las pocas horas de meterse al mar, el nene levantó fiebre y sufrió cefaleas y vómitos, además de fotofobia y sonofobia (intolerancia a la luz y el sonido). Días después, al cuadro se sumaron fallas respiratorias y hemodinámicas, deterioro del sensorio, convulsiones y encefalitis. Poco después murió.
El primer diagnóstico que recibió la familia fue meningitis. Luego de hacer interconsultas entre hospitales descartaron esa hipótesis y se concluyó que el nene fue víctima de un caso de meningoencefalitis amebiana primaria (MAP) provocada por el parásito Naegleria fowleri, también conocido como la “ameba asesina” o “ameba come cerebros”. La Sociedad Internacional de Enfermedades Infecciosas (ISID) indicó ahora en un comunicado que “es el primer caso de MAP, documentado, producido por Naegleria fowleri en Argentina. Se trata de un caso autóctono, ya que el niño habría adquirido la infección en aguas de una laguna del sector contaminada”.
Al parecer, todo sucedió en un segundo. El niño se arrojó al agua, la ameba entró por su nariz y se dirigió rápidamente al cerebro.
El caso ocurrió en febrero de 2017 cuando, José Pedernera se contagió de la denominada ameba “come cerebros” o ameba “asesina” luego de nadar en aguas contaminadas.
Se trata de una infección poco frecuente que tiene mayor incidencia en el verano, con apenas 40 casos en Estados Unidos entre 2007 y 2016. La MAP destruye en forma rápida el tejido cerebral por el accionar de la Naegleria fowleri, una ameba que está presente en todo el mundo, en lugares de agua dulce templada, como lagos y ríos, aunque su triste estreno en Argentina sería por efectos del cambio climático. La única forma en que entra al cuerpo es a través de la nariz. No es contagiosa ni se contrae al beber agua contaminada.
“En Argentina nunca se vio. Fue el primer caso reportado y diagnosticado, aunque están empezando a aparecer”, advierte a EL PAÍS Sixto Raúl Costamagna, doctor en bioquímica y expresidente de la Asociación Parasitológica Argentina (APA). El especialista también cree que en los Esteros del Iberá, en el noroeste, también podría haber presencia de Naegleria, como en otras zonas del litoral argentino donde se da un clima húmedo y caliente.
La primera etapa de la enfermedad presenta síntomas parecidos a los de la meningitis bacteriana y aparecen a la semana de ingresada la ameba al cuerpo. El paciente puede sufrir dolores de cabeza, fiebre, náuseas y vómitos. Luego puede aparecer rigidez en el cuello, confusión, pérdida del equilibrio, alucinaciones y convulsiones, entre otros perjuicios. La enfermedad evoluciona con una rapidez notable y de 5 a 7 días el paciente muere.